viernes, 31 de enero de 2014

El compañero del tren

Mi nombre es Carla y llevo dos años trabajando en una asesoría en pleno centro de Madrid. Todos los días cojo el tren en la estación de Tres Olivos y me bajo en Príncipe Pío.
Desde el principio, un chico bastante agraciado físicamente se sienta enfrente de mí. En más de una ocasión, hemos conversado. No puedo decir que le conozco perfectamente, pero puedo asegurar que nos compenetramos bastante bien.
Llevo varios días sin verle. Se me hace extraño, puesto que no me ha comentado nada de que iba a coger unos días de vacaciones. Como no dispongo de su número de teléfono, no puedo ni mandarle un mensaje ni llamarle. De pronto, descubro que aparece de la nada y me sonríe.
Leo en el periódico que un chico de mi edad -en la actualidad tengo 24 años- ha fallecido arrojándose a las vías del tren. Aparece una foto del chico en cuestión y descubro que se parece a mi amigo. Levanto la cabeza y le descubro sentado a mi lado.
-¡Hola! ¿Todo bien? -pregunta él.
-Un poco cansada, la verdad es que necesito unos días de vacaciones.
-Chiqui, ¿puedo quedarme a dormir en tu casa? No puedo aparecer en casa de mis padres así como así.
-Vale, como quieras. Aunque es cierto que me gustaría saber por qué este repentino interés en estar conmigo.
Llegamos a Tres Olivos y, a pesar de que todo el mundo me mira como si estuviese loca, la presencia de mi amigo Martín está conmigo. Tras llegar a casa, vuelvo a encontrarme sola.
-¿Martín? ¿Dónde estás?
No recibo respuesta y descubro una carta en la mesa.
“Hola, pequeña. Sé que has visto la noticia de mi muerte en el periódico. Quisiera pedirte que no eches de menos nuestras conversaciones en el Metro. Espero que nos volvamos a ver pronto. Te quiere, Martín.”
Me echo a llorar y, al cabo de un rato, viene mi amiga Celia para ir a tomar algo juntas. Al poco de llegar ella a casa, descubre la nota.
-Ahora me explico por qué estás tan rara.  Tu amigo del tren ya no está aquí y te has dado cuenta de lo mucho que te importaba.
-Puede que el hecho de que Martín no esté aquí influya en mi ánimo, pero debes ser consciente de que le conozco desde hace un par de años y echo de menos verle a diario.
-Ya, pero el destino ha querido que no os veáis más y debes seguir adelante.
Con la misma, Celia me da un abrazo y vamos a un bar para pedir algo para cenar. Al entrar, descubro a Martín apoyado en la barra. Tímidamente, le sonrío y viene donde mí a agarrarme por la cintura. Me susurra que vaya con él al baño, que necesita comentarme una cosa.
Me ausento de mi amiga y la comento que me pida lo de siempre. Cuando llego al baño, mi amigo me comenta que, aunque le veré en muy pocas ocasiones, siempre estará a mi lado.
Esa noche empiezo a ser consciente de que debo seguir con mi vida. Martín estará cerca, aunque no físicamente, y eso, en cierto modo, me tranquiliza. Cuando me despierto por la mañana, le descubro tumbado a mi lado. Puede parecer una ilusión, pero no me acostumbro a saber que una de las personas con la que he compartido ciertas charlas, ya no esté en este mundo.
La vida sigue y, después de un tiempo, tiempo en el que Martín y yo hemos seguido viéndonos, llega a la empresa un nuevo trabajador. Mi nuevo compañero se llama Adrián y lo que más me choca es que creo haberle visto en el tren.
-Hola. ¿Nos conocemos? -pregunta.
-La verdad es que tu cara no me resulta desconocida, pero, si es verdad que te conozco, no sé quién eres.
-¿Coges el tren en Tres Olivos?
-Mmm… Sí, ¿Por qué?
-Espero que nos veamos con frecuencia, Chiqui.
Con la misma, te vas y me dejas con la palabra en la boca. No me concentro en exceso durante toda la jornada.
Justo cuando me voy a marchar, me despido de Sergio, mi superior, y éste me pide que entre a su despacho. Comenta que me ha escuchado hablar con Adrián y desea que me lleve bien con él, que no quiere seguir viéndome mustia.
-Gracias por el interés, pero mis problemas tienen que ver con cosas personales.
-Aún no te has recuperado de lo de Martín, ¿cierto?
-Su muerte me ha afectado, pero soy consciente de que la vida sigue. Además, estas fechas son muy malas para mí. Me recuerdan todo lo que viví en Santander justo antes de venirme aquí.
-Ya sabes que si necesitas vacaciones, no tienes más que decírmelo.
-Gracias.
Me voy de su despacho y acelero el paso para llegar, cuanto antes, a la estación de Príncipe Pío. Allí, Adrián me sorprende por la espalda. Trato de ignorarle porque quiero centrar mis esfuerzos en encontrar a Martín. Éste no aparece por ningún lado y Adrián se da cuenta de que no le estoy haciendo caso.
-¿Te pasa algo? -preguntas-. Te noto ausente.
-No te preocupes. No es nada importante.
Con la misma, me agarras por la cintura y me das un beso. Trato de zafarme de sus brazos y veo que el tren se acerca. Adrián entra justo detrás de mí y se sienta enfrente, ocupando el sitio de Martín. De vez en cuando, Adrián hace algún comentario que me hace pensar en Martín.
Cuando se da cuenta de que paso olímpicamente de él y de sus comentarios, se sienta a mi lado.
-Chiqui, sé que te pasa algo conmigo y quisiera saber qué es.
-Conoces cosas de mi vida que no las sé ni yo. Hace unos meses murió una de las personas más importantes de mi vida y, desde que te he visto hoy, no dejo de ver en ti cosas que me recuerdan a él.
-¿Y si esa persona no murió y está más cerca de lo que tú te piensas?
-Deja de decir sandeces. Has entrado a mi vida y la has cambiado. Siento ser borde, pero es que sabes cosas que nadie más sabe.
-Eso es porque te conozco más de lo que piensas.
Llego a mi parada y salgo escopetada con la intención de que Adrián no me alcance. Cuando llego a la salida, descubro a Martín esperándome en las escaleras. Vamos caminando de la mano hasta mi casa y, al llegar, me siento en el sofá. Martín me abraza y no puedo evitar echarme a llorar. De pronto, alguien llama al timbre. Voy a mirar y descubro a un sonriente Adrián. Decido no abrirle, porque no quiero que me vea con los ojos hinchados de llorar.
Vuelvo a acurrucarme en los brazos de Martín y éste me acaricia la cabeza. Cierro los ojos y Martín me susurra al oído que dé una oportunidad a Adrián, que le conoce de hace tiempo y sabe que es un buen chico que va a conseguir hacerme feliz.
Abro los ojos y estoy tumbada en el sofá. A Martín no le veo por ningún sitio, aunque, bien es cierto que escucho ruidos procedentes de la cocina. Sigilosamente, voy allí y descubro que Adrián está haciendo algo de cena.
-¿Qué se supone que haces aquí? Y lo más curioso, ¿cómo narices has entrado?
-Un amigo tuyo me ha dejado entrar.
-Eso es imposible. Desde que me he ido sin despedirme del tren, no he estado acompañada en ningún momento.
-Ya, claro. ¿Y por qué estaba un chico aquí contigo?
-Vete de mi casa. Quiero que te vayas ya.
-Vale, como quieras. Pero no pretendas que, dentro de un tiempo, caiga rendido a tus pies.
Con la misma, Adrián recoge sus cosas y se va. Yo me quedo intranquila y termino de preparar lo que él había comenzado. Me giro para sacar un plato y Martín está sentado en una de las sillas de la mesa de la cocina. Comenta que soy demasiado borde y que Adrián no ha hecho nada para que yo le trate así.
-Me molesta que sepa cosas que solo tú sabías. ¿Cómo ha llegado a sus oídos?
-Chiqui, quiero pedirte un favor. Me gustaría que fueses con él tan adorable como lo has sido conmigo. Quiero que pienses en él y te convenzas de que, a su lado, vas a ser feliz como lo eras conmigo.
-Martín, cariño, tú eres el único que ocupa mis pensamientos. No me pidas que piense en él, porque no puedo. Tú eres el único chico por el que he sentido algo más que cariño.
Me da un abrazo y, tras verme cenar, se va, aunque me promete estar conmigo y comenta que me ayudará a ser feliz.

Los días pasan y, aunque sigo siendo dura con Adrián, nuestra relación se va consolidando hasta tal punto que se muda a vivir conmigo. A pesar de esto, mi relación con Martín no se debilita; en cambio, se fortalece porque, a pesar de que soy la única que le ve, Martín es la única persona que sabe cómo tratarme y darme consejos.
Chica Blue.

jueves, 30 de enero de 2014

Todo cambia

Con el paso de los años nos damos cuenta de lo que hemos cambiado, y lo que cambia la gente a nuestro alrededor, siempre decimos que las personas cambian, aun que nosotros también cambiamos y no de la mejor manera maduramos, en algunos casos nos volvemos mas infantiles en fin  no podemos hacer nada esto en forma positiva diríamos que si estamos en un mal momento eso puede cambiar en cuanto menos nos lo esperemos, no somos predecibles somos personas que a lo largo de su vida cometen errores aprenden cosas nuevas y cuando caemos nos levantamos quizás por que no quede otra o por que tenemos gente que nos apoya  hay que ser fuerte.

miércoles, 29 de enero de 2014

¿Ser o no ser? esa es la cuestión

Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el espíritu? ¿Sufrir los dardos y golpes del destino o tomar las armas contra un mar de angustias y terminar con ellas combatiéndolas?
¿Quién soportará los azotes, los escarnios del mundo, la injusticia del opresor?
Hay dilemas que ponen en juego al ser. Las opciones son todo o nada, blanco o negro, ser o no ser. No se puede ser de una manera y actuar de una manera distinta a lo que uno es ¿O no?
¿Quién soportará la afrenta del soberbio, las angustias del amor desairado?
Nos ahogamos en la pregunta "¿Qué hago?", pero pocos se animan a la pregunta "¿Quién Soy?".
Y ahí está el partido muchachos, en el ser, no se puede ser de una sola manera, no es blanco o negro, es gris, es contradictorio, se quiere una cosa y se quiere otra.
¿Quién querría llevar cargas, gemir y transpirar bajo una vida por demás tediosa?
Porque hay gente que elige el camino más largo, más difícil, más tedioso, y otros que eligen el atajo. Hay gente que les gusta comer fast food y a otros que nos gusta cocinar durante horas ¿Y eso por qué?
La respuesta es porque somos así, está en el ser. Ser o no ser, esa es la cuestión.

martes, 28 de enero de 2014

Dividida en dos

-Su nombre por favor

-Prefiero no mencionarlo

-¿Cuál es la razón de que esté aquí?

-Alguien ha decidido que sería beneficioso para mi

-¿Piensa usted lo mismo?

- Creo que la única forma de ayudarme es acabar con el problema

-¿Cuál es el problema?

- Ella

- ¿Ella? ¿Quién? Hágame una descripción

-Nunca la he visto

-Entonces dígame, ¿Cuando la conoció por primera vez?

-Exactamente no lo sé, estaba en mi habitación, sentí un gran dolor de cabeza, y fue como luchar contra dos partes de mi misma que pugnasen por hacerse con el control de mi mente.

-¿Dónde entra ella?

-Estaba ahí, tentándome a hacer cosas que no eran correctas, hablándome de todas aquellas cosas que alguna vez he pensado, que me parecían tonterías.

-¿Usted qué hizo?

-No escucharla, pero con el paso de los días se hizo imposible. Lo que me susurraba parecía tan real

-¿Por eso mataste a tu marido?

-No fui yo, fue ella

El hombre apuntó algo en su bloc, ella intentó mirarlo, pero él aprovechó el movimiento para atrapar su muñeca y retorcerla hasta que vio en su mirada justo lo que buscaba, un indicio de ira.

-¿Qué se cree que está haciendo? Me hace daño.

- Demostrarle quien manda, para que confiese de una vez su crimen y pueda dejar de ver su cara.

En ese momento, justo después de increparla y herirla, pasó lo que él quería que pasase, ella cambió su actitud, parecía incluso una persona diferente.

- A ver, ¿como dices que te llamas hombrecillo?

- De hecho no lo he dicho, ya que lo preguntas me llamo Javier

-Encantada, ¿se puede saber de qué va esto de decir que tu tienes el poder?
 
-Perdona, antes de seguir me puedes decir tu nombre

- Si quieres también mi número guapo

- No gracias, estoy casado, pero ahora que ya he captado el lado de usted que me interesa, ¿dónde tienes a tu hija?

-Nunca van a encontrar a esa malnacida viva, tenía que haberla ahogado antes de salir del hospital. Y en cuanto a lo del matrimonio, podemos tomárnoslo como unas clases, yo te enseño a hacerla feliz a ella.

-¿Por qué la odias tanto?

- Porque esa furcia trató de que mi marido y yo nos separáramos

- ¿Por eso le mataste?

-Yo no lo hice

- ¿Seguro que no? Yo, si me permites el atrevimiento, no lo hubiera dudado dos veces, de hecho creo que ya tardabas.

- Señor comisario, ¿está tratando de utilizar psicología inversa conmigo, para que confiese algo que no he hecho?

- Nunca haría eso. Pero ya que estamos, aunque no hayas asesinado a tu marido, ¿dónde está tu hija?

-¿Sinceramente? No lo sé, ni me importa.

En ese momento sonó el teléfono móvil del comisario que se trasladó fuera de la sala de interrogatorios para responderla.

-¿Si?

- Soy uno de los encargados de buscar a la pequeña, la hemos encontrado, no la tenía su madre, se había escapado, tenía grabado en vídeo el crimen y fue a la comisaría más cercana a su colegio.

- Muy bien, ahora mismo llamaré para que lleven a la madre al centro psiquiátrico.

En ese momento se escuchó un disparo dentro de la sala. El comisario corrió para ver que pasaba y se encontró con la mujer tirada en un charco de sangre con una nota en la mano derecha y una pistola en la izquierda. 

El comisario había dejado su pistola dentro de uno de los cajones de la mesa que había en la sala, la mujer debía haber aprovechado su descuido para cogerla y suicidarse. Lo único que pudo hacer Javier por la mujer fue leer la nota que llevaba firmemente agarrada en sus manos.

"Lo siento. Yo asesiné a mi marido. No tengo perdón. Probablemente ustedes digan que la culpa es de una enfermedad, y me darán pastillas para corregirlo, pero eso no hará que desaparezca además de poner a mi hija en peligro. No puedo dejar que eso pase, por eso haré lo que no tuve valor antes para hacer. "

viernes, 24 de enero de 2014

En ocasiones el ruido de la lluvia golpeando el cristal me resulta tranquilizador, esta noche es diferente no puedo creer que los mitos sean ciertos, las leyendas, todo lo que creíamos que era una forma de asustarnos, o para irnos pronto a la cama, se convierta en realidad, pues el día mas temido y absurdo del año a llegado San Valentín, esta a a la vuelta de la esquina, si estamos a 24 DE ENERO, y la gente ya piensa en  regalos, en deprimirse y no es justo, el año pasado fue el primer año de San Valentín que creía que seria especial, una mierda eso es lo que es, un día absurdo solo para demostrar que alguien nos quiere,  cuando se deberían hacer todos los días, en fin no culpo a nadie por querer un día especial un día en el que te sientas la persona mas afortunada del mundo, pero a veces hacemos un mundo de las cosas mas simples, he de decir que compadezco a los pobres que tiene a esas locas que si no las regalan algo podrían llegar a matar, si tenéis a alguien quererle siempre por que no sabéis cuando le vais a perder, y si tenéis la suerte de estar solter@s disfrutar no os comprometáis ser libres y que no tengáis a nadie en ese día no significa que no seáis especiales.

miércoles, 22 de enero de 2014

Amnesia

     Tenía miedo, mucho miedo. Desde que estuvo en aquella explosión no había recuperado la memoria y ahí estaba tratando de conocer aquello que la impedía saber quien era.

     Se sentó en la silla que crujió bajo su peso. El silencio llenaba el espacio, ocupado solo por dos sillas y un par de librerías. Cerró los ojos y escuchó el resonar de unos pasos y un individuo se sentó frente a ella.

     Su cara parecía la de un tiburón a punto de engullir a su presa, en su rostro destacaba una sonrisa diabólica y la observaba como si la conociese desde tiempo atrás y estuviese deseando tenerla cerca. Eso la produjo una sensación muy reconocida ya por ella, la frustración de ver alguien que la conoce y a quien no recuerda.

- Bueno señorita, empecemos, mi nombre es Víctor, podría empezar diciéndome que es lo último que recuerda antes de la explosión.

- Yo, me recuerdo en la cocina de mi casa tranquila, no recuerdo que estaba haciendo, solo se que de pronto miré por la ventana y lo que vi me asustó, pero no logro saber que era lo que vi.

- Bien, veamos, y ¿lo que recuerda del momento de la explosión?

- Estaba en mi asiento, en el avión, muy nerviosa, tampoco recuerdo el motivo, y acto seguido hubo una explosión cercana a mi.

     Decidió levantar de nuevo la mirada, dado que había bajado la vista mientras hablaba, la posición relajada del hombre hizo que ella se tranquilizase y se confiase. Pero el psicólogo terminó de escribir y ella empezó a sentir de nuevo aquel nerviosismo sin motivo aparente, aunque su instinto le decía que él no debía darse cuenta.

     Quería volver a ese momento del último recuerdo, tratar de recuperar lo que había visto, lo que la asustó, pero no podía hacerlo sin parecer distraída, contestando vagamente a las preguntas del psicólogo, por lo que decidió esperar a llegar a casa.

     Terminaron la sesión, concertaron otra cita para el día siguiente y se marchó de la consulta con una sensación extraña. Hizo las compras para el día, cocinó y cuando terminó de recoger se sentó a oscuras, con los ojos cerrados.

     Volvió al momento de su último recuerdo y se vio en la cocina, al sol que entraba a través de la ventana, sintió la frescura del agua en la piel de sus manos y por los antebrazos. Notó como la blusa ondeaba y rozaba su piel con la brisa que entraba por la puerta del porche y miró por la ventana.

     En ese segundo volvió la imagen que su mente llevaba meses tratando de ocultarla, Víctor, su psicólogo apuntándola con un arma. Eso la había asustado,esa era la razón de que estuviese en el avión.

     Ella era una agente infiltrada, la habían descubierto y a lo único a lo que la había dado tiempo fue a huir, a recoger el dinero, el coche y salir sin mirar atrás. Por eso había cambiado el billete justo en el último instante, por eso la bomba no la alcanzó directamente.

     Su primer pensamiento, fue cancelar la cita. Pero a él no le convenía que ella recordara y a ella le venía bastante mal recordar, cancelar la cita sería como anunciar a los cuatro vientos que su memoria había regresado y no podría establecerse más tiempo.

     Entonces decidió que acudiría y trataría de actuar como en los últimos meses, taciturna, frustrada y triste.

     Una vez tomada la decisión continuó con las tareas del día y se fue a la cama pronto, al día siguiente debía estar preparada para cualquier cosa.

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     Al día siguiente acudió a la cita, nada más entrar se sentó de nuevo en la misma silla, bajó de nuevo la mirada y esperó a escuchar de nuevo los pasos.

     Comenzaron la sesión como el último día, hablando sobre su último recuerdo.

- Buenos días señorita Clara, ¿Recuerda algo más? ¿Recuerda que la asustó?

- Lo que me asustó aún no lo recuerdo, pero si he conseguido recordar que el agua estaba fría

     Algo parecido a un suspiro de alivio salió de los labios del hombre, y sin poder evitarlo Clara sonrió, pensando que se había tragado que su memoria no había vuelto. Pero en un instante la expresión del hombre cambió, pasó de alivio a enfado.

- ¿Qué le ocurre doctor?

- ¿Estas segura de qué no recuerdas nada?

- Sí, ¿Por qué lo duda?

- Porque ayer estabas perdida, frustrada y triste y hoy de repente puedes sonreír

- Tal vez me sienta cómoda y tranquila con usted, y a lo mejor por primera vez en meses eso me haga feliz.

- No, otra vez no, tal vez tu no lo recuerdes pero ya me engatusaste otra vez, y terminé con el corazón hecho trizas cuando descubrí quien eras de verdad, porque aunque no lo parezca yo también siento. Tienes el plazo de una semana para huir, después el juego comenzará de nuevo, y volveré a ir a por ti.

     El escondite de nuevo, él tratando de acabar con ella, ella tratando de esconderse de él.

lunes, 20 de enero de 2014

¿Sabes que te quiero?

“Tres meses después de lo sucedido en ‘Canciones para Paula’, cada una de las Sugus ha seguido su camino, pero manteniendo vivo el espíritu del grupo. Paula se reencuentra en su ciudad con Alan, a quien conoció en París en una extraña cita; Diana, que está saliendo con Mario, pondrá en peligro la relación por su inseguridad, a la que hay que añadir su problema más secreto. Cris, por su parte, comete la torpeza de enrollarse con Armando, el novio de Miriam, y ésta no se lo perdonará tan fácilmente”

Así se presenta ‘¿Sabes que te quiero?’, segunda parte de la saga ‘Canciones para Paula’, escrita por Blue Jeans.
El día que a todos les dan las vacaciones, Cris y Paula quedan para ir a dar una vuelta. Se acercan hasta el Starbucks, donde se piden un Frapuccino para cada una. En ese sitio, Paula se encuentra con Ángel, su expareja, a la que hace tres meses que no ve. Se encuentran justo en el mismo sitio que se conocieron. Ella se derrumba, aunque sabe que ya no forma parte de su vida, le echa de menos. Sabe que aún no ha conseguido olvidarle.
Ángel se ha echado novia. Se encuentra con Paula en una cafetería y a ambos les afecta volver a verse y se despierta en ellos un sentimiento que creían haber dejado atrás hace mucho tiempo y deciden quedar.
Cuenta el primer fin de semana de las Sugus, cinco amigas que van juntas a clase. Se reúnen en una casa a las afueras de la ciudad. La casa pertenece a los tíos de Alan, conocido de Paula. Ellos dos se conocieron en París hace tres meses. Lo hicieron de manera un tanto extraña, ya que él trabajaba como Mickey Mouse en Eurodisney y Paula, tras acercarse a él con su hermana, se hospeda en el hotel propiedad del tío de Alan.
Diana está saliendo con Mario, pero su inseguridad y su problema más secreto pondrán en peligro su relación. Ella, entre otras cosas, piensa que Mario sigue enamorado de Paula, una de sus mejores amigas, y, por querer ser como ella, pondrá en riesgo su salud, aunque Mario hará lo necesario por seguir con la chica, ya que se ha dado cuenta de que la quiere, que es la persona con la que quiere ser feliz. Sí, sigue queriendo a Paula, pero la ve como una muy buena amiga.
En la huida de Diana, Mario sale detrás de ella con intención de seguirla. Ella, cabezona, dice que quiere marcharse, aunque él se empecina en volver. Mientras piensan lo que hacen, se pierden en la oscuridad de esa noche de finales de junio. Cuando están perdidos, Mario descubre el problema de su chica: tiene problemas con la comida. Por algo la ha notado más delgada. El grupo de amigos se preocupa por la pareja e intentan localizarles a los teléfonos, pero descubren que ninguno de los dos está operativo, ya que están en un sitio en el que no disponen de cobertura. Mario decide mandar un mensaje a su hermana, cuyo mensaje llega por la mañana.
Miriam está saliendo con Armando, y Cris, en secreto, se muere por él. Le ve como algo más que un amigo, aunque lo lleva en secreto. No quiere hacer daño a su amiga. Paula es la única que lo sabe y guarda el secreto de su amiga, ya que sacarlo a la luz no beneficiaría a nadie.
Cris comete el error de enrollarse con Armando, a la vez que Alan presencia la escena. Él no dice nada, solo mira. Al día siguiente, por la mañana, Cris pide a su amiga que no la deje a solas delante de la pareja. Lo comenta delante de Alan. Paula pensaba que el chico lo diría delante de Miriam, ya que lo ha dejado caer a medias. Tras Miriam enterarse de lo sucedido, se enfada con ambos. Termina su relación con Armando, ya que no le perdona que la haya engañado, y menos que lo haya hecho con una de sus mejores amigas.
Después, Diana y Mario llegan. Él lo hace en no muy buenas condiciones, ya que se ha hecho daño en el tobillo tras resbalarse en una colina.
Tras este incidente, Paula decide cancelar su cita con Ángel, ya que es consciente de que debe permanecer al lado de sus amigos. Cuando finalizan la llamada, él se da cuenta de que lo mejor para ambos es no verse, puesto que es consciente de que a la que quiere es a Sandra, su actual novia.


Valoración: historia emocionante, divertida y tierna. Es de esos libros que te enganchan desde el principio, de esos que no puedes dejar de leer. Para mi gusto, se trata de una historia bastante realista, ya que narra cosas que le pueden pasar a cualquiera.

Chica Blue

domingo, 19 de enero de 2014


Los arrepentimientos vienen en todas las formas y tamaños:
Algunos son pequeños  como cuando haces algo malo por una buena razón.
Algunos más grandes como cuando decepcionamos a un amigo.
Algunos de nosotros escapamos del dolor del remordimiento haciendo la elección correcta.

Algunos de nosotros tenemos poco tiempo para arrepentirnos porque estamos mirando hacia el futuro.
Algunas veces tenemos que luchar para hacer las paces con el pasado.
Y algunas veces enterramos nuestro arrepentimiento prometiendo cambiar.

Pero nuestros arrepentimientos más grandes no son por las cosas que hemos hecho sino por las que no hicimos cosas que no dijimos que pueden salvar a alguien por quien te preocupas.
Especialmente cuando puedes ver la oscura piedra que se interpone en su camino.

A veces es fácil sentir que eres el único del mundo que está luchando,
que está frustrado, o insatisfecho,o quedándose atrás.
Pero ese sentimiento es mentira.Y si aguantas, si encuentras el coraje para enfrentarte a todo otro día más Algo o alguien te encontrará y hará que las cosas mejoren Porque todos necesitamos un poco de ayuda a veces. Alguien que nos ayuda escuchar la música del mundo.Para recordarnos que no siempre será así.Que alguien está ahí fuera. Y que ese alguien te encontrará.
¿Alguna vez miraste una foto de ti mismo y viste a un extraño en el fondo? Te hace pensar cuántos extraños tienen una foto de ti, de cuántos momentos de la vida de otras personas has tomado parte, si fuimos parte de la vida de alguien cuando sus sueños se hicieron realidad, o si estuvimos allí cuando sus sueños murieron. ¿Seguimos intentando aparecer allí, como si de alguna manera estuviésemos destinados a estar allí, o acaso la foto nos tomó por sorpresa? Tan solo piensa, podrías formar gran parte de la vida de otra persona, y ni siquiera saberlo.

jueves, 16 de enero de 2014

Quiéreme si te atreves

"El pequeño Julien recibe un regalo de su madre: una pequeña caja de hojalata a la que le tiene mucho aprecio. Entonces entabla amistad con una compañera polaca de clase llamada Sophie y deciden jugar a un curioso juego: capaz o incapaz. Quien tiene la caja le propone algo al otro y si acepta, tendrá como premio la caja. Pero, con el paso de los años Julien (Guillaume Canet) y Sophie (Marion Cotillard) pasan a otra fase del juego, una fase más peligrosa."

Los pequeños retos que se ponen el uno al otro cuando son pequeños te hacen sonreír por lo ingenuo de algunos. Cierto que esperas que alguno de los dos no se atreva a intentarlo, pero es entretenido. Una vez que crecen van siendo cada vez más divertidos, además de más complicados.

Hay algunos momentos en los que sufres con los personajes, otros en los que no entiendes que pasa o el por qué de lo que hacen, pero de principio a fin te mantiene alerta y con una sonrisa, a veces triste, a veces no.

Si algo me gusta de lo que muestra, es que con una sutileza total enseña lo estúpidas que somos las personas. Siempre esperando que sean los demás los que vengan a nosotros. Muchas veces la vida nos pone retos, retos en los que aunque no se diga, la frase capaz o incapaz esta sobre nosotros.

Esa frase que se dicen el uno al otro cada vez que quieren recuperar la caja. Esa frase que todos alguna vez hemos pensado antes de hacer algo pero traducida a un atrévete a hacerlo. 

Para mi, Julien al principio de la historia, es un poco Peter Pan, no quiere crecer pero todos los de su alrededor quieren llevarle a ello, solo que nuestro Peter Pan decide crecer. 

La frase que voy a poner a continuación, es la descripción de los sentimientos de Julien en un momento concreto de la película:

«Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico, ¡Grandioso! Era lo mejor del mundo... Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, crack, porros, hierba, marihuana, éxtasis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD. Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la comida y la mantequilla de maní que comía de pequeño. Mejor que la trilogía de George Lucas, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Pill, el baile de Marilyn Monroe, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford. Mejor que la cara B de Abbey Road, que los solos de Jimi Hendrix. Mejor que el pequeño paso de Neil Armstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro. Mejor que la testosterona de Arnold Schwarzenegger o el colágeno de los labios de Pamela Anderson. Mejor que Woodstock y las raves más orgásmicas... Mejor que las drogas del Marqués de SadeArthur Rimbaud,Jim Morrison y Castaneda. Mejor que la libertad... Mejor que la vida».

¿No quiere todo el mundo sentirse así en algún momento de su vida? Por eso digo que la historia muestra más de la humanidad de lo que puede parecer en un primer instante.

Yo se la recomiendo a todos aquellos a los que además de sonreír les guste pensar. A todos los que filosofan sobre su propia vida.